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Categoría: Bukhara
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Bukhara: fuera de la ruta turística

9 de junio de 2015

Ya os hemos comentado los lugares que suele visitar la gente cuando está en Bukhara.
Nosotros disponíamos de tiempo, y de ganas, de salirnos un poco del circuito e intentar interactuar con locales.

Mercado del oro


Lo primero que visitamos, fue el mercado del oro, gracias a unos italianos con los que coincidimos en el hostal de Khiva, y que tuvieron la amabilidad de mandarnos hacia allí. No sabemos si ese es el nombre oficial, porque no sale en los planos, a pesar de que está justo al lado del Poi Kalón.

Uzbecas vendiendo oro en Bukhara, Uzbekistán


Uzbecas vendiendo oro en Bukhara, Uzbekistán


Uzbecas vendiendo oro en Bukhara, Uzbekistán


Nos llamó mucho la atención porque prácticamente sólo había mujeres, tanto comprando como vendiendo y, aunque está a escasos 100 metros del Poi Kalón, eramos los únicos occidentales.
Allí nos encontramos a un señor transportando sus gallinas de la forma más original:

Gallinas en el mercado de oro en Bukhara, Uzbekistán

Gallinas en el mercado de oro en Bukhara, Uzbekistán



Si lo estás buscando y no lo encuentras, aquí abajo te enseñamos una de sus puertas, situada en una esquina de la plaza Poi Kalón. Aunque nosotros la encontramos cerrada, te puedes hacer una idea de donde está el mercado y encontrar la siguiente puerta (menos llamativa) en medio de la calle, te resultará más fácil.

Puerta del mercado de oro en Bukhara, Uzbekistán

Parque Samani


La visita al parque Samani la teníamos planeada, porque habíamos leído sobre sus especiales mausoleos, pero nos encontramos mucho más de lo que fuimos a buscar.

El mausoleo Chashma Ayub, también conocido como "La fuente del Santo Job" empezó a construirse a principios del siglo XII, pero no terminó su construcción hasta el siglo XVI, en una zona que los bukharenses consideraban sagrada y curativa. Según la tradición, en una época de sequía,  rezaron a Alá para pedirle ayuda y éste les mandó al Santo Job, que dando un bastonazo en el lugar, consiguió que emanara agua del suelo acabando con los problemas del pueblo.

Mausoleo Chashma Ayub, Bukhara, Uzbekistán


En este parque también se encuentra el mausoleo Ismail Samani. Esta tumba, no solo es muy bella, también es el monumento más antiguo de Bukhara. Si habéis leído la entrada del Poi Kalón, estaréis negando con la cabeza, ya que os conté, que Genghis Khan, en su afán destructor, de Bukhara sólo dejó en pie el minarete Kalon, el que recuerda un faro. Parece ser, que este mausoleo estaba cubierto por arena del desierto, así que Genghis Khan no lo vio. y así pasó desapercibido hasta la ocupación soviética de la ciudad, de modo que ha llegado sin modificación alguna y en perfecto estado de conservación hasta nuestra época.

Mausoleo Samani, Bukhara, Uzbekistán


Ésto es lo que fuimos a buscar al parque Samani, y todo lo demás que aquí os contamos, nos lo encontramos sin pretenderlo.
Cerca de la entrada, hay un monumento dedicado a los bujharenses que perdieron la vida durante la II Guerra Mundial, y justo al lado, unos chicos practicando parkur.

Parkur en el parque Samani, Bukhara, Uzbekistán


Un poco más adelante, nos encontramos con un parque de atracciones de aspecto soviético y con unas medidas de seguridad que no cumplen el estándar al que estamos acostumbrados.

Parque de atracciones en Bukhara, Uzbekistán

Parque de atracciones en Bukhara, Uzbekistán

Parque de atracciones en Bukhara, Uzbekistán



Por la noche estaba todo muy oscuro, y teníamos que usar linterna para saber donde pisábamos...

Parque de atracciones en Bukhara, Uzbekistán



Decidimos cenar allí, con los autóctonos, y esperando no tener que arrepentirnos al día siguiente. (Spoiler: afortunadamente no lo hicimos y pudimos repetir comida callejera).

Kiyma Kabob en el parque Samani, Bukhara, Uzbekistán

Helado Shaherazada en el parque Samani, Bukhara, Uzbekistán

Aunque nosotros lo hicimos en mesa tradicional, y no en esta especie de camas...

Cena en el parque Samani, Bukhara, Uzbekistán


Otras Madrazas

En Bukhara hay cientos de madrazas, algunas casi en ruinas, y es que, es tanto el patrimonio que tienen, que sería imposible económicamente hablando, tenerlas todas restauradas. Algunas de estas madrazas, como la Mullo Turjunson, están cerradas al público, por razones obvias, pero todavía se encuentran en los mapas turísticos de la ciudad.

Madraza Mullo Tursunjon, Bukhara, Uzbekistán

Si el paseo merece la pena, depende de como se mire, a nosotros nos gustó mucho poder acercarnos a la vida cotidiana de los habitantes de Bukhara, ver a los niños entrando al colegio y a los más mayores poniéndose en marcha con sus quehaceres diarios. Disfrutamos más el entorno que estos monumentos en sí, ya que habíamos visitado otros muchísimo mejor acondicionados.

Las madrazas Abdul Aziz Khan y Modari Khan se encuentran enfrentadas a la izquierda de la entrada al parque Samani, pero todavía no están restauradas.

Madraza Abdul Aziz Khan, Bukhara, Uzbekistán

Madraza Modari Khan, Bukhara, Uzbekistán



Pero que duda cabe, que una sola de estas madrazas en España, haría la delicia de propios extraños.

Callejear

Que no te de miedo salirte de las rutas marcadas (siempre con prudencia, claro), los uzbecos son muy amables y es fácil comunicar por señas hacia donde esta el centro. Si preguntas por tu hotel igual no, pero el Poi Kalón lo conoce todo el mundo!!!
A nosotros fue de lo que más nos gustó, además de la belleza de sus monumentos claro, intentar conocer más de este pueblo tan diverso y acogedor.

Calle de Bukhara, Uzbekistán

Ventana de Bukhara, Uzbekistán

Coche ruso en Bukhara, Uzbekistán

Y esto es todo lo que hicimos en nuestros 3 días en Bukhara, desde allí tomamos un taxi hacia el desierto. No tuvimos suerte (o sí) de encontrar a alguien con el que compartir el viaje, por lo que nos salió por 120 dolares el viaje de Bukhara a la yurta, y de allí a Samarcanda, para los dos, con todas las paradas incluidas. Si lo piensas no es tan caro, aunque para allí es un pastizal...


Bukhara: ciudad de bazares y madrazas

4 de mayo de 2015

Tuvimos la suerte de llegar a Bukhara un domingo soleado y con pocos turistas, y al salir por la puerta del hotel, nos encontramos en la mismísima plaza Lyab-i Khauz.


Lyab-i Khauz


Aquí se pueden visitar la madraza Nadir Divanbegi, famosa porque en su entrada se pueden ver dos mosaicos de dos aves que recuerdan a dos pavos reales. Los árabes no acostumbran a utilizar en sus construcciones imágenes de animales, y en Uzbekistán encontramos dos excepciones: los tigres que hay en una de las madrazas del Registán y éstos singulares pájaros. Aunque no se sabe cómo osaron colocar los primeros, los de esta madraza se explican porque Nadir Divanbegi no fue construida, ni utilizada al principio, como escuela coránica, sino como caravasar siendo diseñada para albergar y dar reposo a los viajeros de la ruta de la seda y sus animales.

Además de Navir Divanbegi, la plaza Lyab-i Khauz (traducido como junto al estanque) cuenta con otra madraza, Kukeldash y dos mezquitas: una de nombre repetido, Navir Divanbegi y la Madhoki-Attar, que estaban reformando.
No sabemos si merece la pena entrar a ninguna de ellas ya que decidimos sólo disfrutar de ellas por fuera, pero le dan un encanto especial a esta plaza, cuyos otros atractivos turísticos son el estanque del que la plaza toma el nombre y una estatua de un cómico uzbeco, con el que posan pequeños y mayores.


También hay restaurantes y teterías, pero nosotros nos adentramos en la Bukhara profunda para tales menesteres, así que no podemos opinar acerca de si se come bien y como va el tema de precio...

Bukhara: Poi Kalon

27 de abril de 2015

El centro histórico de Bukhara no te deja indeferente: lleno de madrazas, mezquitas, bazares y mercados tradicionales, rodeados por viejos coches de la época en la que Uzbekistán formaba parte de la unión soviética.
Pero, al igual que el Registán en Samarcanda, hay un lugar en Bukhara que destaca por encima de su conjunto. Se trata del desconocido Poi Kalon: una plaza con un minarete que recuerda a un faro, una madraza que no es una tienda de souvenirs y una ex-mezquita tan grandiosa que cuando ves su interior te quedas sin aliento.



El minarete Kalon no es importante sólo por su belleza, sino también por su historia. 

De camino a Bukhara

20 de abril de 2015

Llegamos a Bukhara después de un camino de infarto. El taxista que nos lleva desde Khiva al aeropuerto (a unos 30 km) se está quedando sin "gasolina" y aunque vamos con el tiempo justo debemos parar a repostar. ¿Por qué pongo "gasolina" entre comillas? Porque la mayoría de los coches no utilizan gasolina como tal, si no gas, que llevan en unas bombonas en la parte de abajo o de arriba del coche, o como en nuestro caso en el maletero. Repostar gas no es tan sencillo como echar gasolina, primero tienen que vaciar el depósito y luego volver a llenarlo, y con todo el mundo fuera del coche, y protegidos por unas paredes de ladrillo.
No fue la única vez que nos tocó repostar en Uzbekistán, pero si la única vez que nos permitieron verlo, el resto de las veces tuvimos que permanecer fuera de la gasolinera en banquitos destinados a tal propósito.

Uzbekistán: plan

15 de marzo de 2015

Después de numerosas investigaciones ya tenemos casi todos los flecos del viaje atados.

Nuestra ruta consistirá en visitar tres ciudades Patrimonio de la humanidad: Khiva, Bukhara y Samarcanda, además de la capital del país: Tashkent. Dejaremos además dos días libres para improvisar allí: visitar el desierto o los alrededores de las ciudades de Bukhara y Samarcanda respectivamente.

Ruta prevista por Uzbekistán

El miércoles 1 de Abril viajamos en tren a Barcelona donde pasaremos la noche en casa de nuestro amigo Johannes y al día siguiente cogeremos el avión que llega a Uzbekistán en la madrugada del día 3. (Entre las escalas y los cambios de hora es un sin vivir... menos mal que el de vuelta se hace más corto...)

La primera ciudad que visitaremos será Khiva, combinando el vuelo internacional con uno nacional (esperemos que no sea un avión de hélices). Allí dormiremos en el Meros B&B que tiene muy buenas críticas tanto por la localización del establecimiento como por la familia que te acoge allí.

Detalle del techo en el Meros B&B