Siendo una entusiasta de los misterios y un poco "freaky" con el tema celta, me debía a mí misma desde hace tiempo una visita a Stonehenge, uno de los monumentos megalíticos mas enigmáticos que se conocen, o más bien, que se desconocen.
Miguel me regaló el viaje por mi 33 cumpleaños, e hicimos la excursión el mágico día 12-12-12.
A las 8:15 de la mañana, con más puntualidad española que británica, salíamos de la estación de autobuses de Victoria rumbo al condado de Salisbury en la primera fila de la parte de arriba de un autobús de dos plantas, para no perdernos detalle a pesar de la niebla, y llegamos a Stonehenge dos horas más tarde.
El tiempo recomendado para la visita es de al menos dos horas para la visita pero nosotros tuvimos que hacerla en poco más de hora y media porque a las 12:00 nuestro autobús partía rumbo a Bath, en el condado de Somerset.
A pesar de que me imaginaba un lugar remoto en el que tendríamos que caminar bastante, lo cierto es que el monumento está muy cerca de la autopista, y el autobús te deja allí mismo. Si has visitado las pirámides de Egipto y antes de verlas creías que estaban en un lugar apartado del Cairo, entenderás exactamente nuestra primera toma de contacto con Stonehenge. Con el precio de la entrada te dejan una audio-guía en el idioma de elección y a lo largo del monumento hay unos números que vas marcando y te van contando los descubrimientos que han hecho hasta la fecha y las teorías más plausibles acerca de la ubicación original de las piedras, la forma de transporte, los posibles motivos de su construcción y porqué tardaron algo más de 1500 años en completarlo...
Si bien la primera impresión no fue la esperada, lo cierto es que hay algo fascinante en Stonehenge, y me hubiera quedado allí entre la bruma observando el conjunto de piedra durante horas, imaginando sus posibles usos a lo largo de los siglos y como se vivía allí durante el neolítico, y eso con un frío que pelaba, pero el tiempo se encogió. Es una visita totalmente recomendable que me gustaría repetir con buen tiempo: tanto climático, aunque eso signifique que haya mucha gente, como en horas.
Cuando nos marchábamos entraba un grupo de personas vestidos como druidas y todavía nos quedamos más con las ganas, es lo malo de llevar una excursión contratada, en lugar de ir a nuestro rollo, pero sin duda mereció la pena.
Stonehenge entre la bruma
12 de diciembre de 2016
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