Llegamos advertidos de lo abarrotado que suele estar el paseo, tanto, que estuvimos pensando en visitar la vecina Trang An, pero nos dijeron que se solían llenar casi lo mismo, algunos días incluso menos Tam Cốc. Y la verdad es que parece que acertamos porque en el restaurante donde paramos a comer había dos excursiones muy grandes y ambas se dirigían a Trang An.
En el embarcadero Van Lam, había algo de gente, pero luego durante el paseo ni te enteras de que están. Los turistas vietnamitas pueden montarse de 4 en 4 en las sampan, o barquitas de remos, pero los extranjeros, por motivos de seguridad sólo pueden ir de dos en dos.
Los dos íbamos tapaditos con el gorro, la crema solar y embadurnados de repelente de mosquitos, y comenzamos nuestro viaje de unas dos horas por el río Ngo Dong.
Una de las cosas que más nos llamaba la atención es que las barqueras, en su mayoría mujeres, no reman con las manos, si no con los pies...
En las orillas del río se pueden ver casas, templos, cementerios...
Las vistas de las montañas con los singulares edificios te quitan la respiración. Ni Miguel ni yo habíamos visto nunca nada así...
Llegamos a las cuevas, totalmente inundadas, que ha ido excavando el río Ngo Dong. La primera, la cueva Hang Ca es la mas larga y alta de las tres, cuyas estalactitas tienen formas muy curiosas, y más todavía si puedes ver sus reflejos en el agua.
La siguiente cueva, llamada Hang Giua, es más corta y bajita y tiene muchísimas estalactitas más. La última de las tres cuevas, la cueva Hang Cuoi, es la más bajita de las tres, y Miguel tuvo que ir medio tumbado en el sampan para no darse con ningún carámbano...
Al salir de la tercera cueva. había una barquita/bar esperando, nosotros llevábamos nuestra bebida y nos habían avisado de que no había que comprar nada para la barquera, porque no tocan la bebida y la guardan para revenderla. También intentan venderte paños, abalorios,... es lo que menos nos gustó de la excursión, lo pelmas que se ponen la remera y las vendedoras de otras barquitas... capitalismo en estado puro, en medio de la selva vietnamita... Si Ho Chi Minh levantase la cabeza...
A pesar de su sobrenombre, la bahía de Halong entre arrozales, el arroz ya había sido cultivado cuando llegamos, así que en lugar de cultivadores de arroz, nos encontramos en el río con pescadores, cogiendo los peces de sus trampas.
Nosotros desde allí fuimos directos a la estación de tren, para coger el Fanxipan en dirección a Sa Pa!!
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