El reino de Champa existió en el sudeste de la península de Indochina entre los siglos II y XIX, de los cuales tuvo como su capital religiosa My Son entre los siglos IV y XIII y los Cham, entonces etnia dominante, son ahora un pueblo minoritario de Vietnam.
La civilización Cham obedece al establecimiento del hinduismo en la región, ya que era una zona de comercio con la India, y a su declaración de independecia de la dinastía China de los Han cuando éstos empezaron a tener problemas.
Mucha gente compara My Son con Angkor Wat en Camboya, y si bien las raíces espirituales de ambos enclaves están vinculadas al hinduismo, lo cierto es que en Camboya reinaba la civilización Khmer que tuvo su máximo esplendor cuando la cultura Cham empezó su decadencia y con la que siempre estuvieron en conflicto.
Nosotros no hemos estado en Angkor Wat, que debe ser muchísimo más imponente y estar mejor conservado que los templos vietnamitas, pero si como nosotros no vas a pasar por Camboya en tu viaje al sudeste asiático, este Angkor Wat en miniatura y un poco más antiguo es una visita que te recomendamos.
De las más de 70 construcciones que un día tuvo el santuario, apenas 20, dedicadas en su mayoría a la diosa hindú Shiva, siguen en pie después del paso de las guerras y los años.Mucha gente compara My Son con Angkor Wat en Camboya, y si bien las raíces espirituales de ambos enclaves están vinculadas al hinduismo, lo cierto es que en Camboya reinaba la civilización Khmer que tuvo su máximo esplendor cuando la cultura Cham empezó su decadencia y con la que siempre estuvieron en conflicto.
Nosotros no hemos estado en Angkor Wat, que debe ser muchísimo más imponente y estar mejor conservado que los templos vietnamitas, pero si como nosotros no vas a pasar por Camboya en tu viaje al sudeste asiático, este Angkor Wat en miniatura y un poco más antiguo es una visita que te recomendamos.
Todas las construcciones, excepto una, están hechas con ladrillos de barro cocido y pilares de cemento. Curiosamente, no se sabe que material utilizaban de mortero entre los ladrillos, y los intentos de reconstruir algunos templos han demostrado que las partes originales se conservan mucho mejor que las restauradas.
My Son, no sólo fue utilizado como santuario de sacrificios, también abarca templos, tumbas reales y otras estructuras, todas en ladrillo rojo. Lo que más me impactó, porque no esperaba para nada encontrar en tan buen estado de conservación fueron los bajorrelieves de arenisca representando a diosas en el exterior de algunos edificios.
Los detalles que se pueden observar entre algunas de las ruinas te hacen preguntarte cómo de bello tenía que ser el Santuario de My Son hace 800 años, cuando los techos interiores estaban decorados por láminas de oro y plata y cómo de avanzada esta civilización tan desconocida para nosotros.
Pero no sólo hay belleza y añoranza en este My Son ocultado y en cierto modo, protegido durante siglos, por la selva. Después de su redescubrimiento fue utilizado por el Vietcong como base de operaciones y los americanos bombardearon y minaron intensamente la zona. De hecho, todavía se pueden ver los cráteres que dejaron algunas de las bombas y no es aconsejable salirse de las zonas acotadas por si acaso queda alguna mina sin explotar.
Llegamos a My Son en un minibús desde Hoi An que incluía la entrada a las ruinas y una visita guiada, por menos de 6 euros. Fuimos los primeros en llegar y la visita mereció muchísimo la pena. Para nosotros, la civilización Champa era totalmente desconocida, y nos ayudó a entender mejor la diversidad étnica vietnamita y a conocer un pueblo que no sale en nuestros libros de Historia.
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