La Bahía de Halong (Vịnh Hạ Long) es una de las atracciones más famosas de Vietnam, de la que más información puedes encontrar en internet y una de las que preparamos con más cuidado en nuestro viaje.
Hay más de 400 juncos navegando cada día por sus aguas, y casi la mitad se quedan a pasar la noche, lo que puede hacer perder parte del encanto de estar en un velero en un lugar incomparable. Esa es la razón por la que decidimos gastar un poquito más y hacer el crucero con la compañía Indochina Junk, que visita la parte noreste de las islas de Halong, conocida como Bai Tu Long y alejarnos un poco de la multitud.
El viaje dura unas dos horas, donde no perdimos oportunidad para ver como viven los vietnamitas y como construyen sus casas a lo largo de las carreteras y la cantidad de cosas que se pueden transportar en una moto.
Llegamos al puerto Hon Gai donde nos esperaban con un cocktail de bienvenida y las vistas de la bahía con sus juncos meciéndose en el mar de la China.
No tardamos mucho en subir a una lancha como las que se ven en la foto que nos llevaría hasta nuestro velero, el Dragon Pearl. Su nombre hace referencia a la leyenda sobre la formación de la Bahía de Halong: cuentan que China quería invadir Vietnam a través del mar de la China y el emperador pidió ayuda a una familia de dragones que lanzaron jade y perlas a los barcos chinos para hundirlos. Cuando la invasión terminó los dragones quedaron maravillados por los más de 2000 islotes que se habían formado y la belleza del lugar, por lo que decidieron quedarse a vivir allí.
Y creas o no en la magia, lo cierto es que el laberinto formado por las rocas karsticas a lo largo de los 120 km de costa esparcidas en 15.000 km2, si que protegió en mas de una ocasión a los vietnamitas de invasiones enemigas.
El barco es muy cómodo, somos pocos viajeros, todos suizos menos una pareja e holandeses y nosotros, y nuestro guía habla inglés y francés. Es difícil encontrar un junco en Vietnam en el que hablen castellano, pero no te preocupes si sólo dominas el idioma patrio, la belleza de Halong no necesita palabras, y para las cosas prácticas uno se entiende perfectamente por imitación, por lo que la presencia del guía allí no es tan necesaria como en otras actividades o visitas,
La navegación por las aguas del mar de la China es tranquila, y el tiempo acompaña, así que pasamos todo el tiempo que podemos en la cubierta del barco, mirando el espectáculo natural que teníamos ante nosotros e intentando adivinar los nombres de algunas islas por sus formas: la del elefante, la tortuga...
Después de comer paramos para visitar una de las islas que hemos estado admirando desde las aguas, la isla Hon Co, y también las sorpresas que nos esperan en su interior, la cueva de Thien Canh Son. Es más pequeña que la famosa Sung Sot, pero esta visita es exclusiva de la compañía con la que viajamos, así que la puedes ver en solitario, así que depende de lo que estés buscando te conviene contratar una visita u otra.
Para acceder a la entrada de la cueva de Thien Canh Son hay que subir algunas escaleras, pero merece la pena la vista desde arriba. Y por supuesto, también merece la pena el interior...
La imaginación, disparada desde la mañana, busca patrones entre las estalactitas y estalagmitas; lámparas, columnas, flores de loto... lo que no logramos ver fue el bebé elefante junto al que, al parecer, estoy posando en la foto...
La cueva Thien Canh Son, no es en sí una cueva, es más una galería, aunque como sólo hay escaleras en una de las dos partes, tienes que salir por donde has entrado, pero el balcón/mirador que hay tras una pequeña abertura del fondo es indescriptible....
Desde allí pudimos ver la belleza de la bahía de Halong, y también lo bonito que era nuestro junco.
Ya al atardecer, disfrutamos de un baño en el mar de la China (A finales de Octubre!!!!)
Y mientras algunos de nuestros compañeros de junco hacían Kayak (actividad totalmente opcional y gratuita), nosotros relajados desde la playa les hicimos una foto para el recuerdo.
Cuando se hizo de noche volvimos al barco y atracamos en la isla Cap La. A lo lejos se podían distinguir las lucecitas de muchísimos otros barcos. Fue entonces cuando nos dimos cuenta que para nosotros había sido la decisión correcta ir hacia el norte, hacia Bai Tu Long, aunque nos hubiese salido algo más caro, porque no somos muy amigos de las aglomeraciones y había muchísimas lucecitas, que parecían luciérnagas flotando en el mar.
La cena en el junco terminó con un detalle sorpresa en la cena de la tripulación del barco a nosotros y otra pareja de recién casados, y una amena charla con los chicos holandeses, de esas que sólo se pueden disfrutar cuando conoces a alguien tan apasionado por los viajes como tú, en un lugar lejos de casa.
Lo que hicimos al día siguiente os lo cuento otro día que no quiero aburriros.
Hasta pronto!!!
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Nos hace mucha ilusión leer tus comentarios, saber si te ha gustado lo que has leído o no, si te ha resultado útil...
Anímate a darnos tu opinión o preguntarnos tus dudas.
Prometemos contestar!!!!