A lo mejor resulta curioso decir que la mejor manera de moverse por la segunda ciudad más grande de Portugal es a pie, pero sin duda para conocer el centro y la Ribera del Douro el "coche de San Fernando" es casi la única opción. El tranvía queda ya como testimonio de otro tiempo y sólo se montan en él algunos turistas.
La verdad es que no hay ninguno monumento representativo de Oporto, como en otras ciudades, pero hay muchos edificios emblemáticos que merece la pena visitar. Entonces, ¿que ver en el centro histórico de Oporto?
·La iglesia y torre de los Clérigos, construida en el siglo XVIII, es una iglesia barroca cuya torre de 76 metros (más de 200 escalones) es la más alta de Portugal.
Su elíptico interior con una bóveda de mármol sujetada por 12 columnas es muy elegante, así que es totalmente comprensible lo austero en el resto de la decoración.
· La Catedral o Sé de Oporto, situada en la parte más alta de la ciudad, cuenta con unas buenas vistas de la Ribera del Douro. El interior es muy sobrio con una mezcla de estilos arquitectónicos que contrastan con la decoración azulejada de su claustro.
· La estación de tren de Sao Bento es una de las estaciones de trenes más bonitas de Europa, sus azulejos cuentan algunos de los sucesos más importantes de la historia portuguesa.
· El mercado do Bolhao, actualmente en proceso de restauración, aunque se puede visitar ya que muchas de sus tiendas se encuentran abiertas.
· El palacio de la Bolsa es un edificio neoclásico del siglo XIX en cuyo interior destaca la Sala Árabe inspirada en la Alhambra, y que se encuentra adosado a la iglesia de San Francisco.
· La libreria Lello la recomiendan en todos los sitios, pero para nosotros no mereció la pena. Es un sitio bonito, si, pero está abarrotado de gente lo que le resta todo su encanto.
Sin embargo, justo al lado, hay una tienda de productos portugueses artesanales que poco le tiene que envidiar. Si bien su interior es más sobrio y su escalera no está tan decorada, si tiene ese aire que te recuerda que estás en un edificio del siglo pasado.
Y claro está, caminar y caminar descubriendo Oporto y darte cuenta de que aunque la ciudad está envuelta en un aire de decadencia, y en cualquier otro lugar se sentiría la nostalgia de tiempos mejores, en Oporto los desconchados en las paredes están rodeados de modernidad, de cultura.
Por supuesto, Oporto es mucho más que su centro histórico: los jardines del palacio de cristal, el puente de San Luis, sus parques, el palacio de justicia... y sobre todo la Ribera y su vecina Vila de Nova Gaia, pero eso os lo contamos otro día.
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