En la entrada de nuestras visitas en
Samarcanda, os hablamos de la cantidad de leyendas que rodean algunos de las construcciones históricas y de los personajes que han habitado esta ciudad a lo largo de los tiempos.
Hemos decidido tomarnos el tiempo de recopilarlas y compartirlas aquí, por si hay algún curioso al que le interese. Si hay alguna que se nos haya olvidado, no te olvides de comentar y nos pondremos al día.
Para entender la historia de Samarcanda, y de Uzbekistán, hay que conocer a Tamerlán, uno de los conquistadores más poderosos, crueles y valientes del mundo. Este descendiente de Gengis Khan, nació en un deteriorado imperio mongol con el nombre de Timur y quedó cojo en una batalla, por lo que se ganó el apodo de Timur Lang (Timur el cojo) del que deriva el nombre con el que ahora le conocemos.
Conquistó no sólo Mesopotamia, Siria, India o Turquía, sino también países que nos son tan cercanos como Lituania o Armenia. Murió con 69 años intentando conquistar China, y dejó por el camino, aproximadamente 17 millones de muertos!!!!
Pero no sólo se dedicó al arte de la guerra, puso a la entonces maltrecha Samarcanda de nuevo en el mapa al convertirla en la capital de su imperio y fue promotor de un nuevo tipo de construcciones, la celebrada arquitectura timúrida: bellísima por sí misma y además precursora del Taj Mahal, entre otros monumentos. Además de la arquitectura, promocionó y protegió otras formas de arte, como la literatura persa y turca.
Las construcciones de Samarcanda, se encuentran repletas de leyendas de los tiempos en que Tamerlán paseaba por sus calles.
Mezquita Bibi Khanum
De acuerdo con la leyenda, esta grandiosa mezquita fue el encargo de la esposa preferida de Tamerlán, la china Bibi Khanum, mientras éste se encontraba en el campo de batalla, para celebrar sus victorias. El arquitecto de la obra se enamoró de ella y a pocos días de la vuelta del conquistador a la ciudad le dijo a la reina que no terminaría la obra a menos que ella le diera un beso. Bibi Khanum, temerosa de que la mezquita no estuviera terminada a tiempo accedió a la petición, pero el beso fue tan caliente, que le dejó una marca en la cara, y Tamerlán la descubrió a su regreso.
Enfadado, el malhumorado invasor tiró a su mujer desde el minarete de la mezquita. El final del constructor es diferente según quien te cuente la historia, unos dicen que fue arrojado junto con su amante y enterrado en la propia mezquita, otros, que se fabricó unas alas y salió volando a Mashad, ciudad persa con arquitectura timúrida que sería responsabilidad de este arquitecto.