El centro histórico de Braga, cerrado al tráfico, lleno de plazas, cafés y castañeros le dan un aire de aldea tradicional a la tercera ciudad más grande de Portugal. Fue fundada por los celtas, aunque se hizo famosa cuando los romanos, en el siglo III a.C. nombraron a Bracara Augusta capital de la provincia Gallaecia. Todavía se pueden visitar hoy algunos restos, como fuentes o termas.
En Braga, lo moderno se mezcla con lo antiguo, y caminar desde el arco de la porta nova a la plaza de la República es atravesar un pedazo de Historia.
El arco de la porta nova, pese a su nombre, se construyó en 1512 como una de las puerta de la muralla de Braga y sus dos lados son distintos: hacia fuera con dos pilares de estilo rococó y en la parte interna con un sólo pilar de estilo neoclásico y con la escultura de nuestra señora de Nazaret.
Al atravesar el arco se entra en el casco histórico lleno de bares y tiendas de ropa, pero también de negocios tradicionales.
Imprescindible mientras paseas es alzar la vista para disfrutar de las fachadas de muchos de sus edificios, revestidos con los típicos azulejos portugueses, grande ventanales y balcones de forja, que hacen característico el centro de Braga.
Ya en la plaza de la República, destacan su fuente con espectáculo de luces nocturno y la Arcada, un edificio del siglo XVI, cuya planta baja presenta arcos y soportales y cuya función original fue la de facilitar el paso de los carros que traían mercancías a la plaza.
Desde aquí nosotros cogimos el trenecito turístico como primera toma de contacto con la ciudad, y aunque fue bastante barato, las distancias son lo suficientemente cortas para hacer el paseo andando.
Justo detrás de la Arcada se encuentra la torre del Homenaje, una torre de 3 plantas coronada por una almena, que es lo único que queda del Castillo de Braga y que en la actualidad se utiliza como sala de exposiciones.
Desde la plaza de la República de Braga se accede a la amplia avenida da Liberdade, una calle peatonal en su primer tramo, en la que destacan la mezcla de edificios antiguos y modernos, colonizada actualmente por las franquicias de las marcas de moda y de la que nos encanto lo floreado del carril central a finales de Septiembre.
En esta avenida se encuentra el famoso teatro Circo, uno de los más grandes de Portugal y corazón cultural de Braga después de una inmensa restauración, lo que a nosotros nos llamó la atención fue su fachada.
Aunque sin duda, el edificio que más nos llamó la atención de la avenida da Liberdade fue uno con dos gárgolas, que nos espeluznó bastante y del que todavía no hemos podido averiguar nada...
Un poco más adelante, al girar a la derecha, cerca de la fuente de Ídolo, se encuentra el bellísimo Palacio raio, que fue construido en estilo rococó durante ell siglo XVIII, aunque sus azulejos se pusieron un siglo más tarde y que en la actualidad es un centro interpretativo de arte sacro que pertenece a una comunidad religiosa.
Volviendo al centro histórico llegamos hasta los jardines de Santa Bárbara, al lado de una escultural estatua de un dragón, con una fuente de piedra.
Al fondo, el palacio episcopal de Braga, que desde aquí parece un castillo medieval y las ruinas de una arcada parte de la antigua muralla.
Actualmente el palacio episcopal alberga la biblioteca pública y el archivo, y es sin duda el conjunto arquitectónico que más nos ha gustado de Braga.
Ya veis que Braga tiene muchísimo más que ofrecer que iglesias, aunque son su piedra angular y otro día os contaremos más de ellas.
Braga: más allá del patrimonio religioso
4 de diciembre de 2017
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