Armario de medicamentos

El refrán, solo te acuerdas de Santa Bárbara cuando truena, en nuestro caso se puede aplicar entre otras cosas, al orden de medicamentos. Afortunadamente no los usamos mucho, pero quizás por esa razón, encontrar un ibuprofeno en la nueva casa se había convertido en misión imposible...

El botiquín en el armario del baño, las pomadas en el tocador, las pastillas en una caja con medicinas en la entrada, o en el baño, o en la cocina... Al ser tan desastrosos, no hacíamos más que acordarnos de lo organizado que lo teníamos todo en el apartamento de 40 m2... Así que decidimos utilizar la idea del armario especiero pero para medicamentos...

La primera opción que barajamos son esas gavetas que utilizan los "manitas" para guardar tornillos, brocas,... ya que podíamos aprovechar algunos cajoncitos que tiene Miguel sin usar en el garaje/taller, aunque son más profundos que la mayoría de los blíster de medicamentos y algo caros.

Esta alternativa se desechó después de una visita al bazar chino de nuestro pueblo, donde encontramos unas cajoneras de plástico moradas monísimas con 12 cajones transparentes por 4 euros y compramos una, esperando poner meterla en el tocador del baño.

Una vez en casa decidimos que era mejor anclar la cajonera a la puerta del armario del baño (que es de madera), ya que así podíamos utilizar un espacio que de otra manera no tenía utilidad porque las cosas almacenadas al fondo quedan sepultadas, en lugar de quitar espacio del camerino, que sí uilizamos.

Una vez medido el cajonero y realizado un primer intento de reorganización de medicamentos, nos dimos cuenta de que con dos nos organizaríamos mejor, así que mientras Miguel se hizo cargo del bricolaje yo hice una plantilla con las propiedades más comunes de los medicamentos: antipirético, antiinflamatorio, antibiótico... asignando un color a cada uno, para plastificar y tenerla de referencia para qué es cada fármaco y luego unas tiras con los nombres de cada medicina y los símbolos correspondientes (si tiene más de una propiedad  pues más de un color).

Cada tira después va pegada en el cajón donde va el medicamento, por supuesto con su prospecto correspondiente, para que no haya ninguna duda de su utilidad. Cuando el tratamiento se haya acabado o se haya caducado, se retira el nombre y se deja el cajón vacío (llevándolo a un punto Sigre) para un nuevo uso.

Es importante utilizar medicamentos prescritos por el médico y cuando no se vayan a volver a utilizar llevarlos a la farmacia para que se encarguen de desecharlos de manera apropiada, ya que llevan principios activos que pueden interaccionar con el medio ambiente.
El hecho de tenerlos bien organizados nos puede permitir ahorrar algo de dinero en farmacia, evitando comprar medicamentos duplicados de uso cotidiano, como omeprazol, paracetamol,... Y de organizarnos en la toma de otros de uso más individual y eventual, como en el caso de los tratamientos antibióticos.