Cuando visitamos la Catedral de Tarazona tuve la sensación de estar descubriendo un tesoro que las circunstancias históricas habían ido ocultando y que una maravillosa restauración que ha durado casi 30 años ha permitido que sea nuestra generación, la que después de los siglos. la que puede disfrutarla.
De su exterior, destaca el cimborrio, de claro estilo mudéjar y lo que nos trajo hasta Tarazona. Si sorprende por fuera, mucho más lo hace por dentro, pero no adelantemos acontecimientos. Aunque la catedral se construyó en estilo gótico, tanto el campanario como el cimborrio central son producto de una restauración del siglo XVI, lo que le proporciona ese aire mozárabe.
Una vez dentro, se accede al claustro que sigue manteniendo ese estilo mudejar reformado en la misma restauración que las dos torres y en el que se revistieron las 150 ventanas por diferentes celosías de yeso con motivos árabes y que tamizan la luz en el interior del claustro. Me recuerdan muchísimo a las celosías que vimos en algunas Madrazas en Khiva y Bukhara, pero que nunca había visto en un templo católico.
Hasta aquí cualquier otra referencia al estilo mozárabe en la catedral de Tarazona. Al entrar te sumerges en una atmósfera diferente, ahora ya se siente que estas en una iglesia, aunque si observas detenidamente...
Lo primero que van tus ojos a buscar en esta catedral de planta gótica pero con una decoración bastante renacentista es el cimborrio mozárabe, para ver como encaja y en principio todo encaja: allí está la típica estrella de ocho puntas que esperas encontrar...
Debajo se encuentran frisos decorados con dragones y centauros, en las 8 hornacinas hay 8 apóstoles.. Pero si prestas atención enseguida te das cuenta de que algo no encaja... si te fijas en las pinturas de grisalla descubiertas durante la restauración se pueden ver flanqueando a los apóstoles, 8 parejas de personajes tanto bíblicos (Adán y Eva) como mitológicos (Apolo y Venus) que están completamente desnudos ¡en una catedral cristiana!
No son las únicas pinturas en grisalla que hay en el templo, puedes admirar en muchas de sus bóvedas la iconografía renancentista tan singular que hay en la catedral.
Como todas las catedrales góticas tiene una girola detrás de del altar mayor donde también se han descubierto criaturas mitológicas sorprendentes al encontrarse en un templo católico y una virgen embarazada, que es la primera vez que me toca ver en una iglesia en España, aunque sí en Inglaterra o Alemania.
También cuenta con un ecce homo en su púlpito de yeso, que poco tiene que envidiar al que se hizo tan famoso en Borja, y que es otra de las características góticas que quedan en la catedral.
El resto tiene aire renacentista: la decoración, las pinturas en grisalla en bóvedas y muros, las columnas que rodean ventanas... Se respiran muchos estilos, mucha belleza, mucha Historia.
Antes de marchar, al lado de la puerta vuelve a subir la vista para disfrutar de una vidriera de alabastro policromado, otro de los tesoros que escondía la catedral de Tarazona.
Y después de visitar la catedral, te recomendamos sin duda, una visita al casco histórico de Tarazona, merece mucho la pena.
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