Kora-Choy

21 de mayo de 2015

El té es la bebida nacional de Uzbekistán y todas las comidas uzbecas acaban con uno. Quizás es más predominante el té verde (kuk-choy) pero a nosotros nos gustó mas el negro (kora-choy) y es el que nos hemos traído. 

Lo toman sin azúcar, pero acompañado de un montón de frutos almirabados y otros dulces, por lo que no resulta nada amargo. 
La ceremonia del té es muy importante allí, y como en el resto de regiones de Asia, primero se vierte en una taza, que vuelve a la tetera, al menos en un par de ocasiones. 
A todos los invitados se les ofrece siempre una taza de té y la tradición dice que cuanto menos té lleven la taza, en mas estima te tienen. 

Kiyma Kabob

14 de mayo de 2015

Una versión de kabob también muy común en Uzbekistán se realiza con carne picada.

Ingredientes:
Carne de pierna de cordero picada (no muy magra)
Cebolla
Huevo
3 cucharadas de harina
Especias: Pimienta  y sal

Kabob shashlik

7 de mayo de 2015

Lo que vendría a traducirse en el idioma de Cervantes por pincho de ternera, cuyas diferencias principales radican en la grasa de cordero que se intercala entre los trozos de carne, y su marinado con especias.

Ingredientes:
Ternera cortada en trocitos
1 cebolla picada
Vinagre de vino
Especias: Semillas de comino, cilantro,  pimienta negra, sal, chile.

Bukhara: ciudad de bazares y madrazas

4 de mayo de 2015

Tuvimos la suerte de llegar a Bukhara un domingo soleado y con pocos turistas, y al salir por la puerta del hotel, nos encontramos en la mismísima plaza Lyab-i Khauz.


Lyab-i Khauz


Aquí se pueden visitar la madraza Nadir Divanbegi, famosa porque en su entrada se pueden ver dos mosaicos de dos aves que recuerdan a dos pavos reales. Los árabes no acostumbran a utilizar en sus construcciones imágenes de animales, y en Uzbekistán encontramos dos excepciones: los tigres que hay en una de las madrazas del Registán y éstos singulares pájaros. Aunque no se sabe cómo osaron colocar los primeros, los de esta madraza se explican porque Nadir Divanbegi no fue construida, ni utilizada al principio, como escuela coránica, sino como caravasar siendo diseñada para albergar y dar reposo a los viajeros de la ruta de la seda y sus animales.

Además de Navir Divanbegi, la plaza Lyab-i Khauz (traducido como junto al estanque) cuenta con otra madraza, Kukeldash y dos mezquitas: una de nombre repetido, Navir Divanbegi y la Madhoki-Attar, que estaban reformando.
No sabemos si merece la pena entrar a ninguna de ellas ya que decidimos sólo disfrutar de ellas por fuera, pero le dan un encanto especial a esta plaza, cuyos otros atractivos turísticos son el estanque del que la plaza toma el nombre y una estatua de un cómico uzbeco, con el que posan pequeños y mayores.


También hay restaurantes y teterías, pero nosotros nos adentramos en la Bukhara profunda para tales menesteres, así que no podemos opinar acerca de si se come bien y como va el tema de precio...