La mayoría de la gente que llega hasta Halong lo hace con la compañía con la que contrata el junco, en minibuses y a la vuelta, para que no se haga tan pesada, paran en la aldea de Yen Duc, donde ven el espectáculo de las marionetas de agua.
Nuestra siguiente destino era Hue, en el centro de Vietnam, así que nuestra idea original era coger un vuelo desde el aeropuerto de Hai Phong, hasta Da Nang para ahorrar tiempo en el traslado así que no contratamos el traslado Hanoi/Halong/Hanoi.
Poco después de comprar los vuelos, abrieron el aeropuerto de Hue, que llevaba cerrado por reformas varios años, y nos ofrecieron cambiar el vuelo Hai Phong - Da Nang por Hanoi - Hue, ya que la carretera estaba en mejores condiciones, y por eso no volvimos con todo el mundo en el minibus.
Nuestro taxista, nos preguntó, más por gestos que por palabras, si queríamos parar en algún sitio, ya que había mucho tiempo hasta el vuelo y nosotros muy agradecidos contestamos que sí.
Así que después de un tiempo recorriendo la carretera que nos había llevado a Halong, el taxi se desvía y aparecemos en un templo/pagoda gigantesco en medio de montañas.
Pagamos la entrada (le dimos dinero al taxista y las compró él, porque allí no hablaba nadie inglés) y esto es lo primero que nos encontramos.
Ojipláticos estábamos, no teníamos ni idea de donde nos encontrábamos, eramos los únicos turistas. Las esvásticas no ayudaban mucho, aunque los paisanos parecían todos muy simpáticos...Pocos días después nos enteramos de que la esvástica es, en origen, un símbolo budista que significa bondad y bienestar.
Investigando una vez que estábamos en casa, pude saber que no sólo los budistas la utilizan como símbolo: para los chinos es el número 10.000, que una vez fue considerado como el infinito, y lo representan en el pecho de sus dioses cerca del corazón, como símbolo del amor por todos los seres; Finlandia, una región de Canadá e incluso los Boys Scouts lo utilizaron tiempo atrás como distintivo. Antes de que el partido nazi se apropiara del emblema, en Europa se utiliza en objetos decorativos como símbolo de buena suerte. Aun así, hay que reconocer que actualmente en nuestra mente se encuentra fuertemente asociado al régimen fascista y es difícil no sentir un poco de rechazo al contemplarlo,
Tardamos poco en darnos cuenta de que no estaban acostumbrados a ver occidentales, pero nos entendíamos por gestos y parecían muy amables, hasta las chicas más jóvenes se atrevían a pedir que nos sacáramos fotos con ellas. Todo muy surrealista, porque hasta entonces no habíamos sentido nada parecido ni en Vietnam, ni en ningún otro lugar del mundo; a lo que hay que sumar que no teníamos ni idea de donde estábamos y de si el taxista iba a estar esperando a la salida...
La experiencia mereció mucho la pena, incluso hubo unas mujeres que vinieron a enseñarnos las posturas y reverencias que teníamos que hacer para honrar a sus antepasados.
Alucinados con el detalle que le ponen a las cosas, quizás extrañados al ver puertas y figuras como en el templo de la literatura de Hanoi, pero a kilómetros de distancia en un sitio que no encontrábamos en las guías...
El complejo es bastante grande y hay muchísimo simbolismo que no fuimos capaces de comprender allí, pero que afortunadamente nos llevamos en fotografías para poder preguntar.
El estandarte con el que posa Miguel es conocido en Vietnam como Cờ Ngũ Hành, o bandera de los cinco elementos, donde cada color representa algo: azul para el cielo y el espacio, blanco para aire y viento, verde para agua, amarillo para tierra y rojo para fuego. Al parecer es importante donde se coloque cada color y el balance entre ellos produce salud y armonía. El carácter del centro también varía e incluso puede no estar, y en este caso todavía desconocemos su significado...
Alrededor de los edificios del templo o pagoda- no sabíamos si estábamos en uno o en otro, porque su diferencia es básicamente si se ha construido en honor a una divinidad o a una persona -, hay un bosque con arroyos, puentes, pérgolas...
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Un más que apetecible paseo por los alrededores porque contábamos con tiempo, fotografiando las curiosidades de esta especie de parque... antes de volver al taxi... Al volver a casa nos dimos cuenta que todas las fotos que nos tomamos con las diferentes chicas vietnamitas que nos lo pidieron estaban en sus cámaras y no teníamos ninguna en la nuestra... una pena, porque fue divertido sentirse exótico por un día...
Y allí estaba el taxista esperándonos mientras se tomaba una infusión al lado de una especie de mercadillo donde los vietnamitas comprar inciensos y ofrendas... Intentamos preguntarle que dónde estábamos o cómo se llamaba aquel lugar, pero no hubo manera. Al aeropuerto llegamos sanos y salvos y con dos horas de antelación. Una experiencia única e irrepetible que podía haber salido mal, pero que fue a pedir de boca.
Y así termina la historia... ¿o no? La verdad es que estábamos tan intrigados por donde habíamos estado que estuve casi tres días en internet viendo fotos de todas las pagodas y templos de la ruta Halong-Hanoi en páginas escritas en vietnamita hasta que dí con el nombre en cuestión: habíamos visitado el templo Nguyễn Trãi en la provincia de Hai Duon, y que fue inaugurado en el 2002!!! Si nos hubieran dicho que tenía cientos de años nos lo hubiéramos creído... se construyó para celebrar el 600 aniversario del nacimiento de Nguyễn Trãi, un estratega de guerra que ayudó a los Vietnamitas a independizarse de China en el siglo XIV y cuyas tácticas se utilizaron también en la guerra de Vietnam por lo que se le considera un héroe nacional.
Ahora sí he acabado... Hasta la próxima!!!
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