Llegamos de noche a la antigua ciudad imperial de Hué, en el centro de Vietnam, y estábamos bastante cansados, así que nos limitamos a conocer la urbe desde el mirador del hotel. Lo que vemos es una ciudad moderna, llenas de luces, construida a lo largo del río Perfume bajo nuestros pies. Definitivamente mañana tenemos que explorar la noche desde el suelo.
Al día siguiente dejamos atrás la ciudad actual para adentrarnos en lo que nos ha traído hasta aquí, su Historia. Hué está en el centro geográfico de Vietnam lo que le permitió ser la capital del país y el centro político y religioso desde 1802 hasta 1945, bajo el reinado de la dinastía Nguyen.
La montaña Ngu Bing, la cercanía al mar y el serpenteante río Perfume completan las razones por las que se utilizó tan simbólico emplazamiento para establecer la corte en esta ciudad feudal. Gracias a la cantidad de monumentos que conserva, sigue siendo, en cierto modo, la capital cultural del país.
La montaña Ngu Bing, la cercanía al mar y el serpenteante río Perfume completan las razones por las que se utilizó tan simbólico emplazamiento para establecer la corte en esta ciudad feudal. Gracias a la cantidad de monumentos que conserva, sigue siendo, en cierto modo, la capital cultural del país.
Lo primero que visitamos es la tumba del emperador Khai Dinh en la montaña Chau Chu. Aunque el mausoleo no ha cumplido ni 100 años, parece que estemos ante una edificación de hace miles. Nos cuentan que su construcción, llena de detalles y detallitos, sólo duro once años y que al pueblo vietnamita no le gustaba mucho este emperador por el despilfarro que supuso terminarla y que provocó un gran aumento de los impuestos, y porque era muy amigo de los franceses, que estaban ejerciendo allí un protectorado.
Para entrar tienes que subir una escalera que te hace sentir chiquitito, y después un ejército de mandarines te dan la bienvenida en el patio central. Cuando subes al palacio no puedes evitar mirar al entorno y los detalles de un complejo funerario que parece antiquísimo. Es muy temprano y todavía no hay nadie aquí, así que la atmósfera es calmada, pero en ningún momento tenemos la sensación de estar en un lugar dedicado a la muerte.