Patatas con bechamel gratinadas

15 de junio de 2016

Es uno de los platos que más recuerdos me traen de la infancia. Mis padres trabajaban cuando yo era pequeña, así que los platos elaborados se quedaban reservados a los fines de semana que nos quedábamos en casa. Las "patatas de la tía Pili", como lo llaman desde entonces mis primas, era una de las especialidades que mi madre preparaba cuando venían a comer porque les encantaban y como eran fáciles de preparar, ayudábamos entre todas y así es como un plato tan simple: patatas y bechamel, se han quedado en el recetario de mi familia como un plato de lo más especial.

Patatas con bechamel


Esta es la receta que utilizamos para 4 personas:
Ingredientes:

Puente japonés de Hoi An

11 de junio de 2016

El puente cubierto japonés, situado en el corazón de la ciudad, fue construido por comerciantes japoneses en el siglo XVI y nos recuerda, sin duda, el pasado mercantil y marítimo de Hoi An.

Puente Japonés, Hoi An, Vietnam

Cuenta la leyenda, (esta es una de las partes que más me gusta de viajar a otros países, aprender su cultura, pero también su pasado, sus mitos, sus creencias) que había un monstruo marino gigantesco, llamado Cu, con la cabeza en la India, el cuerpo en Vietnam y la cola en Japón, que cada vez que  sufría, daba un coletazo provocando terremotos en Japón. El corazón de Cu estaba justo donde se construyó el puente y en su interior colocaron un templo taoísta para rezar por el alma del monstruo.

La verdad es que su propósito fue unir el barrio japonés en el este con el chino del oeste, que en la antigüedad estaban muy mal comunicados. En la puerta de la entrada al templo taoísta, hoy dedicado al dios de Jade, se puede leer: "puente para los viajeros que vienen de lejos" y actualmente es uno de los testimonios más importantes del pasado compartido con los japoneses de todo el el país. Unas décadas después de la construcción del puente, Japón prohibió a sus habitantes comerciar con otros países, por lo que los Japoneses exiliados fueron volviendo a su país de origen o asimilando las costumbres de los países de acogida, haciendo si cabe más importante el legado que quedó en Hoi An.

Su construcción comenzó en el año del mono y terminó en el año del perro por lo que a un lado hay dos estatuas de perros y al otro dos de monos que se encargan de ejercer de guardianes del puente, del templo y del transeúnte.



Aunque sólo permanece abierto mientras haya luz del día, y hay que pagar para atravesarlo, el precio es bastante simbólico  e incluye la entrada a otros 4 templos de la ciudad (no llega a 5 euros por la entrada a 5 monumentos), y sin duda merece la pena por ver los techos de madera y cruzar a través de un trocito de historia.