La entrada a la aldea Cat Cat empieza en alto y termina en la parte más baja de un valle (o a la inversa, pero es mejor bajar que subir ;) ) y mientras íbamos bajando por la falda de la montaña vas visitando los puestecillos que ponen en todas las casas, y que más o menos se repiten todo el rato, así que después de un tiempo dejas de prestarles atención y te fijas en el maravilloso entorno.
La primera vez que vi las raíces talladas, no pude evitar acordarme de las historias de brujas que utilizaban mandrágoras en sus rituales por su parecido a figuras humanas que leía de pequeña, y todavía me acuerdo cada vez que veo las fotos...