Ya os hemos comentado los lugares que suele visitar la gente cuando está en
Bukhara.
Nosotros disponíamos de tiempo, y de ganas, de salirnos un poco del circuito e intentar interactuar con locales.
Mercado del oro
Lo primero que visitamos, fue el mercado del oro, gracias a unos italianos con los que coincidimos en el hostal de Khiva, y que tuvieron la amabilidad de mandarnos hacia allí. No sabemos si ese es el nombre oficial, porque no sale en los planos, a pesar de que está justo al lado del
Poi Kalón.
Nos llamó mucho la atención porque prácticamente sólo había mujeres, tanto comprando como vendiendo y, aunque está a escasos 100 metros del Poi Kalón, eramos los únicos occidentales.
Allí nos encontramos a un señor transportando sus gallinas de la forma más original:
Si lo estás buscando y no lo encuentras, aquí abajo te enseñamos una de sus puertas, situada en una esquina de la plaza Poi Kalón. Aunque nosotros la encontramos cerrada, te puedes hacer una idea de donde está el mercado y encontrar la siguiente puerta (menos llamativa) en medio de la calle, te resultará más fácil.
Parque Samani
La visita al parque Samani la teníamos planeada, porque habíamos leído sobre sus especiales mausoleos, pero nos encontramos mucho más de lo que fuimos a buscar.
El mausoleo Chashma Ayub, también conocido como "La fuente del Santo Job" empezó a construirse a principios del siglo XII, pero no terminó su construcción hasta el siglo XVI, en una zona que los bukharenses consideraban sagrada y curativa. Según la tradición, en una época de sequía, rezaron a Alá para pedirle ayuda y éste les mandó al Santo Job, que dando un bastonazo en el lugar, consiguió que emanara agua del suelo acabando con los problemas del pueblo.
En este parque también se encuentra el mausoleo Ismail Samani. Esta tumba, no solo es muy bella, también es el monumento más antiguo de Bukhara. Si habéis leído la entrada del
Poi Kalón, estaréis negando con la cabeza, ya que os conté, que Genghis Khan, en su afán destructor, de Bukhara sólo dejó en pie el minarete Kalon, el que recuerda un faro. Parece ser, que este mausoleo estaba cubierto por arena del desierto, así que Genghis Khan no lo vio. y así pasó desapercibido hasta la ocupación soviética de la ciudad, de modo que ha llegado sin modificación alguna y en perfecto estado de conservación hasta nuestra época.
Ésto es lo que fuimos a buscar al parque Samani, y todo lo demás que aquí os contamos, nos lo encontramos sin pretenderlo.
Cerca de la entrada, hay un monumento dedicado a los bujharenses que perdieron la vida durante la II Guerra Mundial, y justo al lado, unos chicos practicando parkur.
Un poco más adelante, nos encontramos con un parque de atracciones de aspecto soviético y con unas medidas de seguridad que no cumplen el estándar al que estamos acostumbrados.
Por la noche estaba todo muy oscuro, y teníamos que usar linterna para saber donde pisábamos...
Decidimos cenar allí, con los autóctonos, y esperando no tener que arrepentirnos al día siguiente. (Spoiler: afortunadamente no lo hicimos y pudimos repetir comida callejera).
Aunque nosotros lo hicimos en mesa tradicional, y no en esta especie de camas...
Otras Madrazas
En Bukhara hay cientos de madrazas, algunas casi en ruinas, y es que, es tanto el patrimonio que tienen, que sería imposible económicamente hablando, tenerlas todas restauradas. Algunas de estas madrazas, como la Mullo Turjunson, están cerradas al público, por razones obvias, pero todavía se encuentran en los mapas turísticos de la ciudad.
Si el paseo merece la pena, depende de como se mire, a nosotros nos gustó mucho poder acercarnos a la vida cotidiana de los habitantes de Bukhara, ver a los niños entrando al colegio y a los más mayores poniéndose en marcha con sus quehaceres diarios. Disfrutamos más el entorno que estos monumentos en sí, ya que habíamos visitado otros muchísimo mejor acondicionados.
Las madrazas Abdul Aziz Khan y Modari Khan se encuentran enfrentadas a la izquierda de la entrada al parque Samani, pero todavía no están restauradas.
Pero que duda cabe, que una sola de estas madrazas en España, haría la delicia de propios extraños.
Callejear
Que no te de miedo salirte de las rutas marcadas (siempre con prudencia, claro), los uzbecos son muy amables y es fácil comunicar por señas hacia donde esta el centro. Si preguntas por tu hotel igual no, pero el Poi Kalón lo conoce todo el mundo!!!
A nosotros fue de lo que más nos gustó, además de la belleza de sus monumentos claro, intentar conocer más de este pueblo tan diverso y acogedor.
Y esto es todo lo que hicimos en nuestros 3 días en Bukhara, desde allí tomamos un taxi hacia el desierto. No tuvimos suerte (o sí) de encontrar a alguien con el que compartir el viaje, por lo que nos salió por 120 dolares el viaje de Bukhara a la yurta, y de allí a Samarcanda, para los dos, con todas las paradas incluidas. Si lo piensas no es tan caro, aunque para allí es un pastizal...